domingo, 11 de enero de 2009

El Cuento: "Más Allá De Un Horizonte Carmesí"

Más Allá De Un Horizonte Carmesí

Erase una vez un cuento que escribí a los 15, en mis delirios de literato, el cual, participó en el concurso de cuentos de El Mercurio de aquellos años, y si mal no recuerdo, salió entre los siete mil primeros.



...La vida es sólo una ilusión, su significado, un misterio. El cuerpo está consagrado a la tierra, mi alma busca la luz y mi mente la libertad.
Permanezco ausente ante mi inerte conciencia, bajo una cálida tarde primaveral, tratando de contemplar algo que no sea lo que mis ojos puedan ver.
Una suave brisa del norte interrumpe la quietud del paisaje, algunos roquerios indiferentes, el mar, ahora sucio y la arena mal oliente rodean mi incertidumbre. El sol me observa de frente, sin prejuicios ni inhibiciones, pensando en qué pienso, mientras se oculta lenta e inexpugnablemente tras el horizonte.
Era inútil en ese instante descubrir el sentimiento que emergía desde lo profundo de mi ser, no podía resistirme a recordar el pasado, sin borrar las huellas que dejan marcadas una existencia carente de sentido, cuando se es capaz de reconocer que todo lo que se ha hecho desde ayer hacia el pasado estaba equivocado.
El error no fue lo que ocurrió aquel día, sino, quizás, el haber nacido, aunque no era mi culpa estar en un lugar al cual no se me había invitado previamente.
De a poco comenzó a invadirme un fresco hálito marino que se dejo caer sobre un rostro pálido, inexpresivo, más bien cansado de tanto reír en vano, que vagamente podría atenuar la sed de un viajero sin destino, desterrado en su época. Un corazón humilde y desolado espera callado.
La mágica poción, curativa y venenosa, apareció repentinamente desde algún lugar entre las prendas interiores, su pequeño recipiente le permitía hacer ignorar el poder que contenía, ahora sólo debía diluirse y causar su efecto por los torrentes sanguíneos de un desconocido, del cual no podría descifrar su futuro. Diosa blanca, odiada y querida por muchos a la vez, de la más alta pureza, junto con alcohol de 90 o 95 grados, aunque eso en realidad ya no tiene importancia, eran sus componentes básicos, fáciles de conseguir en todas partes.
Mientras tanto, ajena y silenciosa, yacía la jeringa dentro de su esterilizado envase, en el bolsillo trasero del pantalón, preparada para cumplir su misión en cualquier momento, y desechada posteriormente, eres una más de las discretas creaciones del retroceso tecnológico devastador que estamos viviendo, pero también eres objeto de un amante de sueños incesante. Llegaste a ser una fiel confidente que jamás podría revelarle a alguien que habías sido mi última testigo.
Cada movimiento de mi cuerpo seguía algún patrón predeterminado, manejado por una fuerza universal, sabía lo que debía hacer, mas sin saber por qué.
Lentamente se fue posando la aguja en la blanca piel de mi brazo izquierdo, hasta alcanzar la posición exacta de la penetración, donde se ubicaba una maltratada vena, ya acostumbrada a esta rutina. Aquel cuerpo extraño de acero inoxidable se introdujo con calma por entre la epidermis, profanando el templo olvidado. Aún en ese fragmento de segundo podía revertir el proceso, tenía el martillo que rompería las cadenas en mi mano, la razón de mi persona aguardaba in status quo la posibilidad de una pulcra vida imaginaria. ¿Dónde estás guardián del engaño?, tu esclavo está escapando. Mi pulgar derecho impulsó con fuerza, y sin dudar, el fluido hacia mi interior. La única evidencia de aquel deplorable acto que allí acontenció, era una pequeña e insignificante gota de sangre, la cual delataba al intruso. Todo los demás, se lo llevaron las olas.
El entorno exterior se congeló totalmente, podía sentir uno a uno los latidos de mi corazón, como el aire rozaba las paredes de mis pulmones, mi mente estaba vacía, el tiempo se detuvo en ese instante.
Casi sin darme cuenta, un verdadero río de odio y locura entró por mis venas, por primera vez me sentía impregnado de una sublime sensación de libertad, autovenganza, justa y necesaria, que tú no serías capaz de comprender. Ni siquiera yo la entendí.
Mis absurdos pensamientos desaparecieron , así como el agua se desliza entre las manos, nadie escuchó mis gritos, nadie abrió los ojos, recién en ese momento brotaron algunas lágrimas y se quemó la falsa piel que me escondía.
De qué pudo haber servido gastar oxígeno durante un cuarto de siglo rodeado de cerebros decadentes sedientos de conocimiento, ahogándose en basura intelectual de todo tipo, viviendo por el mañana mejor que nunca llega, y creyendo en utópicos sueños ajenos.
Todos me daban lo que ellos querían que tuviera, tuve todo lo que realmente no quería tener, ¿por qué no me lo preguntaron alguna vez?, de cualquier forma tampoco me escucharon cuando se los dije.
Están encerrados en cárceles virtuales de trivialidades inocuas, negando su propia naturaleza, mientras los maestros juegan con sus destinos.
Me arrepiento de haberles entregado mi inocencia, a cambio de imperios artificiales y fantasías nihílicas, proliferación de mentes enfermas que guían mi camino. Como te envidio niño inocente que eres feliz y juegas tranquilo en el umbral del abismo sin saber lo que te espera.
El sufrimiento silencioso fue mi única satisfacción, nunca lo supieron, la soledad, madre del temor infinito, mi única compañía. La depresión corrompió mis sentimientos, la tristeza de las noches sin dormir y la angustia de estar solo contra todo, permitieron que descubriera el secreto de la verdad.
Antes no podía haberme imaginado que llegaría este momento.
Ricos y pobres, nobles y bastardos, habitarán la dolorosa senda de la confusión al terminar la lucha de su escoria existencial. Ahora es demasiado tarde, aquí el tiempo ni las cosas tienen valor, las horas y las posesiones materiales son insensatas, tu vida concluida tiene un sólo nombre: remordimiento. Civilizaciones e ideologías yacen sumergidas en el mar del olvido.
Se aproxima el amanecer de una vida eterna, finalmente se romperán las cadenas que arrastraba mi alma, no seguiré siendo cautivo de un cuerpo irreal, como un títere impotente aburrido de que lo manipulen. Durante mucho tiempo la carne ha sido maltratada, pero el espíritu aún permanece intacto, y así será por siempre. Nada debe detenerse, cada cosa vuelve a comenzar otra vez, desde la cuna a la tumba, el principio y el fin han sido eternos amantes.
Los párpados se me hacían insoportablemente pesados, no era sueño, estaba bañado por completo en un sudor helado que invadía todos los rincones de mi ser, el calor de mi cuerpo era tormentoso, mis músculos temblaban sin cesar, la respiración se hacía menos profunda y entrecortada a medida que pasaban los segundos, sentía que mi cabeza iba a reventar, me hubiese gustado saber la presión de mi sangre en ese momento , sólo para ver la resistencia de una incipiente estructura humana, ya casi al expirar. Progresiva e irreversiblemente me iba debilitando cada vez más. La desesperación y el dolor decidieron abandonarme. De pronto la quietud retornó, como cuando se aleja la brisa otoñal y vuelven a colgar tranquilas y pacíficas las hojas en sus árboles, un silencio absoluto envolvió al lugar.
Sinceramente nunca había estado tan seguro y convencido de mis actos, de hecho no me arrepiento de lo que hice, era dueño de mi mismo, pero me entristece que no volveré a ver jamás un atardecer tan hermoso como el de aquel día.-
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